El festival de Edimburgo hizo un encargo a Mark Ravenhill. El encargo consistia en escribir veinte piezas alrededor de la guerra y más concretamente en la guerra Oriente- Occidente. Aquí ha llegado el montaje de siete piezas escogidas por el director:Josep Maria Mestres.
Es una obra dura ,fuerte que habla del ser humano , de como se
comporta en el caos y en la cotidianidad. Habla de la guerra vista desde la microhistoria,
esa mirada que tanto gustaba a Unamuno , que habla de cómo afecta en las
personas la microhistoria. Esas personas que da igual de en qué lado del espejo estén, todos quieren lo
mismo: un estado de tranquila felicidad (real) más allá de grandes ideales
impuestos por encima de las idiosincrasias de los pueblos.
En esta
obra estas agarrada a la silla todo el tiempo, la tensión es continua, ya que
la manifestación de injusticias resuena en nuestra cabeza todo el tiempo, en
una de las escenas incluso se me escaparon unos gritos, tal es la capacidad de
transmisión de los actores.
Son
actores con bagaje: destaco las mujeres Sílvia Bel i Busquet, Mar
Casas, Mónica López, Àurea Márquez y
sobretodo Carmen Machi ya que lo
dan todo, te hacen sentir en tu propia piel la historia .La pieza de “La madre”
que interpreta Carmen Machi es una de esas piezas que toda actriz quiere interpretar
alguna vez en su vida, y si puede ser tan magníficamente como ella, porque
disfruta haciendo ese papel y se nota…tremenda. El resto de los actores la
acompañan con muy buena profesión pero quizás menos pasión, incluido el niño: Adrià Roca.
Lo peor: ahora buscando documentación para crítica
leo la caracterización de fondo como si fuera un videojuego, viendo la obra, sin
esta información, hubo sketchs visuales que me parecieron resbalones neuronales
del director. Recordaré informarme más antes de sentarme en la butaca
Lo mejor: El texto y los actores.
Recomendación: Para todo el
mundo comprometido y con sentido crítico. Imprescindible para todos los jóvenes
en formación a partir de 14 años. Abstenerse personas impresionables.
